Princesa de Biblioteca

Muy poca gente lo sabe, pero los libros tienen una capacidad asombrosa. Pueden hacer cosas fascinantes. Algunos te llevan a lugares exóticos, otros te dan a conocer criaturas fantásticas, gente nueva. Paisajes increíbles, hechos extraños, culturas sorprendentes. Vivir aventuras maravillosas. Los sucesos más extraordinarios que se puedan imaginar, en la palma de la mano. El aire que se levanta cuando ojeas rápidamente las páginas, ese olor que te embriaga, te llena por completo como un sutil avance, apenas un susurro casi imperceptible, de la historia que uno sostiene entre sus dedos. La oscura tinta impregnada en las hojas, como si siempre hubiera estado ahí, como si nadie hubiese impreso las palabras; como si formasen parte del papel desde siempre. El tacto de las páginas, de las tapas, cuando se acarician con las yemas de los dedos y con el cuidado de quien posee el más valioso de los tesoros.

Para una persona que ama los libros de esa manera, ¿Podrías imaginar lo que supondría no leerlos? ¿Sabes lo que se siente cuando, simplemente, no eres capaz? Las letras se emborronan, se distorsionan ante tus debilitados ojos, dejando únicamente manchas negras y difusas. Las fuerzas te fallan hasta punto de no poder siquiera sostener el libro, ni tan solo pasar sus páginas. Te resulta tan complicado respirar que no puedes abrir tus pulmones al suave aroma de las historias.

¿Podrías soportarlo? Si los libros fueran lo último que te quedase, si fuesen tu única razón para levantarte cada mañana y si supieras que en cualquier momento tendrías que enfrentarte a esto, dime: ¿Podrías vivir con ello?

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