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Mostrando entradas de 2018

Regional Exprés (Tercera parte: Fin de trayecto)

Escucho mucho movimiento a mi espalda. Un hombre alto, barrigón, que lleva un polo blanco y pantalones oscuros, atraviesa el vagón con determinación. Le siguen la niña rubia y una mujer, también rubia, que supongo que es su madre. Se dirigen al baño. En un principio pensaba que el hombre era el padre de la niña, pero luego veo que lleva un enorme juego de llaves y, colgada del llavero, una especie de herramienta metálica. Se trata de un objeto pequeño y cilíndrico, un tubito plateado del tamaño de un mechero. La madre lleva un vestido de verano tan formal como hortera —por lo menos, para mi gusto—y parece bastante enfadada. Dice algo, pero tengo la radio puesta y para cuando la apago las puertas transparentes del vagón ya se han cerrado y no puedo escuchar nada. Los tres se paran junto al baño. La mujer gesticula, muy molesta. Mantiene a su hija delante de ella, sujetándola de los hombros con un gesto protector un tanto ridículo, como si fuera una piloto de carreras conduciendo a la c

Regional Exprés (Segunda parte: Casatejada - Talavera)

Vuelvo a escuchar la melodía de Renfe, pero pasa bastante tiempo hasta que la voz femenina avisa de que nos estamos acercando a la próxima parada. Hay otro momento de silencio antes de que diga “Casatejada”. No han sido unas pausas exageradamente largas, pero sí lo bastante como para que se notara que no deberían estar ahí. Estoy convencida de que no ha sido mi imaginación. Aunque es una tontería, me ha llamado tanto la atención que me he quedado dándole vueltas un rato, hasta que ha sonado el teléfono de un anciano que había en la fila de al lado y me ha sacado de mis pensamientos. No escucho nada de su conversación, en parte porque no me interesa y en parte por el murmullo de la radio sin sintonizar. No pillo ni la más mínima señal, pero me he acostumbrado rápidamente al ruido blanco. No me molesta. Acabo de darme cuenta de que posiblemente todos los asientos del vagón estén mirando hacia la cabeza del tren, salvo el mío y el de la señora que duerme a mi lado. Miro hacia atrás: hay

Regional Exprés (Primera parte: Plasencia - Casatejada)

Hoy el tren no ha llegado tan tarde. Debería haber salido de Plasencia a las cuatro menos cuarto, pero por las pantallas luminosas repartidas por la estación se deslizan de vez en cuando unos números rojos que indican la hora estimada de llegada a las cuatro menos tres minutos. Al final, ha entrado en la estación sobre las cuatro menos diez. Ni tanto ni tan calvo. Veo cómo el tren se detiene a través del cristal polvoriento de una ventana, desde la mesa de la cafetería, donde estoy sentada con mi hermana y mi cuñado. Como hoy hace mucho calor, me han hecho el favor de acercarme en coche, cosa que agradezco —más que nada, porque las sandalias que me he puesto hoy me hacen muchísimo daño—. Durante tres o cuatro segundos recibo la ráfaga de aire tibio del ventilador de pie; al poco vuelve a girarse hacia el otro lado. Pienso que es curioso que, para una vez que el tren llega casi a la hora que toca, se haya adelantado tanto con respecto al retraso estimado. Primero tarde, luego pro

Memoria migratoria

Érase una vez un asesino en serie. Él siempre había querido serlo, pero lo cierto es que había tardado mucho en encontrar un buen momento para dedicarse a ello.

Saco un seis y delinco otra vez

La Policía Municipal desmantela una timba ilegal en Matalascañas. El pasado miércoles día veintisiete de diciembre a las ocho de la tarde la Policía Nacional ha desmantelado un local ilegal de partidas de parchís en la zona costera de Matalascañas (provincia de Huelva). En el momento de la intervención, entre los cuatro colores sumaban un bote de más de siete mil euros. Fueron detenidos nueve jóvenes, más de la mitad eran menores. El local, propiedad del tío materno de uno de los acusados, infringía la normativa de juegos y apuestas de la Comunidad Autónoma de Andalucía. La policía pidió la documentación de todos los presentes y requisó grandes cantidades de alcohol y cerca de diez cubiletes de dados. Al carecer de antecedentes penales, no hubo penas de cárcel; todos los presentes fueron multados, así como el dueño del establecimiento y los responsables legales de los menores. La sanción por este tipo de acciones ilícitas gira en torno a los tres mil euros y puede ascender