Saco un seis y delinco otra vez

La Policía Municipal desmantela una timba ilegal en Matalascañas.


El pasado miércoles día veintisiete de diciembre a las ocho de la tarde la Policía Nacional ha desmantelado un local ilegal de partidas de parchís en la zona costera de Matalascañas (provincia de Huelva). En el momento de la intervención, entre los cuatro colores sumaban un bote de más de siete mil euros. Fueron detenidos nueve jóvenes, más de la mitad eran menores.

El local, propiedad del tío materno de uno de los acusados, infringía la normativa de juegos y apuestas de la Comunidad Autónoma de Andalucía. La policía pidió la documentación de todos los presentes y requisó grandes cantidades de alcohol y cerca de diez cubiletes de dados. Al carecer de antecedentes penales, no hubo penas de cárcel; todos los presentes fueron multados, así como el dueño del establecimiento y los responsables legales de los menores. La sanción por este tipo de acciones ilícitas gira en torno a los tres mil euros y puede ascender hasta los cinco mil para el responsable de la timba. Por suerte para el cabecilla del grupo, éste había ganado la última tirada y pudo abonar la suma al completo en el acto. Todos los infractores quedaron en libertad con cargos.

Este juego de azar se ha convertido en el último grito entre los casinos de todo el mundo y es el más practicado en las timbas clandestinas de nuestro país. La sencillez de las normas y la facilidad con la que se obtienen los tableros han sido la causa de su rápida difusión. El parchís permite hacer apuestas muy altas y conseguir grandes beneficios en poco tiempo. Se calcula, según datos oficiales del Casino Monte Carlo de Mónaco, que en una tirada cada jugador puede llegar a desembolsar entre setecientos y mil euros. "Y eso cuando aún no están todas las fichas fuera; en ese caso, las apuestas pueden incluso doblarse o triplicarse. Ser comido por otro jugador puede suponer la ruina...", nos asegura el experto crupier Louis Perulan. Se trata de un juego peligroso y adictivo. Fuera de la estricta  regulación de los casinos, las mafias organizan partidas no autorizadas. Ofrecen préstamos con intereses altísimos y existen graves consecuencias para los que no pueden pagar. 

La voz de alarma fue dada por una pareja de ancianos almonteños que tomaban un refresco en una hamburguesería del barrio. "Al principio no íbamos a delatarlos...", nos confesó Juan López, quien avisó a los municipales, "...pero no nos dejaron jugar, así que decidimos vengarnos".

31 DIC 2018 - 23:45 CEST

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