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Mostrando entradas de marzo, 2014

Barrio Salamanca

La primera vez que pisé el barrio Salamanca fue cuando tenía ocho años. Mi padre nos abandonó cuando yo era muy pequeña y mi madre trabajaba en un taller de costura. Como no podía permitirse una niñera, después del colegio una vecina me llevaba hasta el taller de costura donde trabajaba y la acompañaba el día entero. Al principio todo me parecía maravilloso. Me perdía entre las telas llenas de pliegues y estampados coloridos, algunas suaves y otras más rasposas, bordadas o lisas. Hilos de todos los tonos inimaginables y un mar de botones, todos distintos y todos bonitos. Mi madre estaba siempre cosiendo y aunque me permitía curiosear un poco, no me dejaba tocar nada, y acababa cansándome a las pocas horas. Así que normalmente pasaba la tarde en un parque que había justo enfrente del taller, que tenía un banquito bajo la sombra de un árbol, una fuente que goteaba, un tobogán de metal y un pequeño columpio. La calle no era muy transitada y nunca tuve ningún problema. Pero un d